viernes, 27 de febrero de 2015

¿De cuál paz se está hablando?

ALVARO SIERRA DEVIA
@alsidero
Febrero 27 del 2015

Los medios -una vez más y sin excepción-, se están encargando de desfigurar, desinformar y sesgar, las conversaciones que el Gobierno está adelantando con la Insurgencia en la Habana (Cuba),  a través de las cuales se proponen terminar el conflicto que tienen entre ellos hace más de cinco décadas y cuya principal víctima es el pueblo. Esto confirma que ellos –los medios- son actores principales de lo que viene sucediendo y sucederá en Colombia.

Sistemáticamente –todos los medios- han dejado de hablar del conflicto en sus titulares, y nos quieren convencer que se está hablando de paz, hasta tal punto que tienen ilusionada a una inmensa mayoría de colombianos con algo que está lejos de suceder. Ojalá se encarrilen de manera objetiva y rápidamente, pues creo que será más peligrosa la desilusión, independiente de la terminación de ese conflicto o no.

Que el Gobierno y las Guerrillas terminen su conflicto es muy importante, e indudablemente entraríamos en una nueva onda de menor violencia con mayor esperanza; ¿pero la paz?, no señores, la paz es algo muy diferente y estamos muy lejos de alcanzarla.

Ya hay un grupo insurgente que se retiró de la violencia recientemente y las ventajas de este acto de perdón saltan a la vista con los aportes -buenos y malos- que sus cabecillas están dando constitucionalmente en diferentes estamentos del Estado; sin embargo, la paz se alejó más, pues las desventajas también saltan a la vista: hubo un silencioso genocidio que casi desapareció un partido político y muchos colombianos aún ven a los reinsertados como peligrosos enemigos. Desafortunadamente, además del Estado, un factor común de estos hechos siguen siendo los medios, por el sesgo y mala o nula información con la que desfiguró esta nueva realidad.

La paz no se firma por decreto, ni se logra con referendos ni buenas voluntades; la paz es consecuencia de las acciones que adelantemos TODOS los colombianos y tiene que involucrar a poderosas y dinámicas minorías representadas en grupos paramilitares, delincuencia común,  –¡ojo, medios!, grupos religiosos, aparatos educativos, aparatos productivos, sistema financiero, organizaciones campesinas, aparato militar, cacaos, gobierno, ambientalistas, etc.,  y a una gran mayoría que siempre está ausente: EL PUEBLO…!.   El estado (gobierno), los medios y el sistema educativo son los encargados de permitir que el pueblo participe de manera coordinada y sin ningún tipo de violencia.

La información objetiva, dirigida a personas bien educadas (significa pensamiento crítico, sistémico, competencias básicas -saber ser y saber estar- altamente desarrolladas) marcan las primeras acciones con las que tendríamos esperanzas de tener paz, pero el Gobierno actual no está interesado en adelantarlas y eso es evidente. Ellos son los dueños del 95% de los medios del país y son los que deciden el tipo de educación que recibimos los Colombianos.

Perdonen el pesimismo de esta persona que se considera asertiva: la Paz en Colombia es un sueño que está muy lejano, y como vamos, solamente llegará cuando se dé una crisis que le permita al pueblo adelantar acciones propias para informarse y educarse convenientemente.

Cualquier día de este año nacen cien niños, tres en clínicas privadas y el resto en hospitales públicos. Son iguales como hombres, pero profundamente desiguales como seres humanos. Nuestro sistema social entrega todo a esos tres niños privilegiados y los educa para que sean los amos de los 97 desposeídos restantes, quienes son educados para agachar la cabeza y no son informados de su realidad.
¡Cuidado! En cualquier momento esos 97 niños entenderán su realidad –a pesar de los medios y del sistema educativo- y violentamente se apoderarán de lo que por naturaleza les pertenece. La verdadera inclusión social se dará cuando esos tres niños estén en las mismas condiciones de los 97 restantes.

¡….En ese momento si estaremos en camino de vivir en paz….!