Nuestro verdadero sistema de gobierno
Por los años 1400, los aborígenes
de este territorio continental, empezamos a obedecer a aquellos extraños que
llegaron surcando los mares; traían consigo aborígenes de otro continente, de
un color diferente, sometidos con los
mismos instrumentos que empezaron a utilizar con nosotros: la violencia, la
religión, nuestra ignorancia.
A cambio de nuestras riquezas
naturales, nosotros les entregamos nuestra identidad y nos olvidamos de
nuestros valores para asumir los suyos, llegando a unos extremos de sumisión que
increíblemente siguen vigentes varios siglos después: no cuestionamos, no nos
revelamos, la violencia persiste, la religión sigue presente, y tristemente
debo decirlo, continuamos en los mismos niveles de ignorancia.
La lejanía de un rey hizo que
naciera un sistema de gobierno extraño, que es poco explicado en los textos:
una oligarquía oculta en la que unos cuantos aristócratas se pelean el poder (y
la riqueza) en nombre de la monarquía, cada uno de ellos manejando a un puñado
de esos seres sin identidad: indígenas, negros, mestizos, y todas las combinaciones que de ahí han
resultado. El siete de agosto, el veinte de julio, el once de noviembre son
solamente fechas que resaltan el triste suceso de matanzas de miles de esos
seres sin identidad, tratando de dar el poder (y la riqueza) a esos
aristócratas y testaferros que los lideran,
con la falacia de cambiar una monarquía por una democracia.
En pleno siglo XXI, las cosas
siguen igual: más de cuarenta millones de seres sin identidad (marca Colón bia)
divididos en rebaños que pertenecen a diferentes aristocracias; nos enfrentamos
y matamos entre nosotros mismos, para darles el poder (y la riqueza). Los
instrumentos siguen siendo los mismos: la violencia, la religión y especialmente
nuestra ignorancia.
Hoy, esas oligarquías son las
dueñas de nuestras tierras, de los medios de producción, de los medios de
comunicación, de los recursos naturales, de nuestra identidad, de nuestra
ignorancia; nos gobiernan y dominan a través de una intrincada red de testaferros,
que a lo largo de varios siglos, de manera muy inteligente, han venido
construyendo un poderoso sistema de dominación mal llamado democracia, y que
les permite mantener el poder (y la riqueza).
Los movimientos guerrilleros (sin
excepción), las bacrim, Alvaro Uribe, la Familia Santos, la mayoría de los líderes
que ostentan el poder (y la riqueza) ejecutivo, legislativo y judicial son esos testaferros y aristócratas representantes
de esa oligarquía que de manera soterrada nos sigue dominando.
Esos
cuarenta millones de personas sin identidad solo tendrán el poder (y la
riqueza) después de un momento de inmensa crisis; desafortunadamente este
proceso solo iniciará cuando una masa crítica perciba a esta oligarquía
fantasma, identifique a todos esos testaferros y aristócratas, empiece a recobrar la identidad perdida y
desmonte esos instrumentos de dominación: violencia, religión e ignorancia.
alsidero
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Agosto
24 del 2013