Volver los ojos a la familia
Esta es una rápida reflexión
sobre el rol de la familia en la formación del ser humano, en la que destaco
algunas similitudes en hábitos de aprendizaje con las propuestas por el Aprendizaje
Basado en Problemas.
En primer lugar, quiero mencionar
al padre de la Administración, Peter Drucker, mentor de la sociedad del
conocimiento, quien sentenció hace más de veinte años el rotundo fracaso de la
educación academicista y reveló la ineptitud de la escuela como agente
principal en la formación humana (Drucker, 1989); con este panorama,
cobra especial vigencia el Aprendizaje Basado en Problemas (ABP), que empezó a
tener auge hace más de sesenta años, por su potencial de aportar mejoras
reales a la enseñanza, al aprendizaje y
a la educación (Service d'aide a l'enseignement, 1994). El ABP es aprendizaje
natural: te enfrentas a algo desconocido, te propones entenderlo, investigas de
manera exhaustiva hasta quedar satisfecho y creces..!
En segundo lugar, menciono al
señor James Heckman, premio Nobel de Economía en el año 2000 -se ha dedicado
al estudio del desarrollo temprano del ser humano-, quien después de encontrar
que los resultados de los programas de entrenamiento laboral son muy malos y
que al contrario de lo que piensan la mayoría de economistas, el capital humano
no solo está en la educación, sino en la habilidad y en las capacidades de una
persona (Avila, 2011), advierte que
después de revisar miles de datos -al
fin y al cabo economista-, encontró que la tasa de retorno de los programas de
primera infancia es muy alta, incluso mejor que invertir en acciones. Recalca
que los primeros años de una persona son fundamentales.
Por último, el filósofo español Francisco Altarejos Masota, destacó hace
más de diez años, que el papel educativo
de la familia, “está emergiendo inopinadamente desde el omnipresente
pragmatismo que configura hoy la realidad social” (Altarejos, 1999). Menciona el comienzo con fuerza de la
restauración del papel educativo de la familia y el reconocimiento comprobado
que los conocimientos y saberes adquiridos en la escuela, están soportados y
anclados a la formación moral y humana dada por la familia.
Considerando que las bases del
Aprendizaje Basado en Problemas no tienen nada de original, pues son solamente
un método natural para el ser humano, los invito a hacer el siguiente
ejercicio, que estoy seguro les parecerá muy familiar:
- Piense en su grupo familiar, como un grupo de estudio; estoy
seguro que no serán más de seis o siete personas (ABP recomienda el aprendizaje
en grupos pequeños y funcionales).
- Ese grupo de estudio tiene dos facilitadores (papá y mamá),
cuyo rol no es enseñar, sino guiar en un marco de valores culturales.
- Los problemas no hay necesidad de diseñarlos, pues cada
miembro de la familia aportará el suyo en la medida que se enfrenta al entorno,
y trata de comprender su realidad; esto ya es bastante motivador.
- Cada miembro de la familia
se dedica a investigar sobre su problema, por su cuenta, o consultando amigos,
padres, hermanos, etc.; esto es autoaprendizaje.
- En cualquier momento, expone lo aprendido ante la familia, o
sencillamente pone en consideración su forma de abordar el problema; esto es
construcción colectiva del conocimiento.
- La evaluación está presente durante todo el proceso y los
miembros de la familia la hacen sin darse cuenta. Las notas no existen, pero una
palmadita en el hombro, una señal de aprobación o una frase como: “te felicito
hijo, aprendiste a hacerlo muy bien”, son el mejor sistema de calificación. Se logra romper
el paradigma de la evaluación como un propósito.
- No hay horarios, ni limites en el tiempo
- El ritmo de aprendizaje lo determina cada hijo, o los
padres, según sus necesidades
- La creatividad y el eficiente uso de los recursos están a la
orden del día.
Como ven, el ABP no tiene nada de nuevo. La
invitación es para que recordemos los hábitos de aprendizaje que desarrollamos
en familia, fomentemos la educación familiar y le demos la importancia que en
ella están redescubriendo filósofos como Altarejos; traigamos esos hábitos de
aprendizaje a nuestro Sistema Educativo, para darle la razón al Nobel de
Economía, pues mejor que invertir en acciones, es invertir en el desarrollo de
habilidades y capacidades en una temprana edad.
Bibliografía:
·
Altarejos,
F. (1999). Dimensión ética de la educación. Navarra (España): EUNSA.
·
Avila, R. (6 de Marzo de 2011). La pobreza es más que falta
de educación. El Tiempo, Debes leer, Pág 2.
·
Drucker, P. (1989). Las nuevas realidades. Barcelona:
Edhasa.
·
Service d'aide a l'enseignement. (1994). El aprendizaje
por problemas en la enseñanza superior. Montreal: Université de Montreal.