¿Vieron al animal político?
Alvaro Sierra Devia
@alsidero
Escrito 01-2014
Julio 29 del 2014
Apenas estoy empezando a curiosear con mayor
detenimiento, los intríngulis de nuestra política, como un acto que me permita
entender el por qué los colombianos somos tan reacios a participar en ella –explícitamente-,
sin darse cuenta que su no participación es la que le permite a unos pocos
mantenerse en el poder y lucrarse con ello.
Mis conocimientos previos y lo poco que ha
sucedido en la legislatura iniciada el pasado 20 de Julio me permiten aventurar
una arriesgada comparación entre el comportamiento de un animal que admiro
mucho, el pulpo, con el de un senador al
que le respeto su inteligencia, y al que percibo como un depredador de poder:
Alvaro Uribe.
El pulpo es invertebrado, tiene ocho
tentáculos, una cabeza, tres corazones, sangre azul; es muy prudente –raya con
la timidez-, inteligente, aprende con rapidez y su capacidad para mimetizarse todavía
sorprende a los estudiosos.
En las pasadas elecciones, el senador Uribe
logro instalar 19 tentáculos en el Senado y 12 más en la Cámara de
Representantes. Lo mostrado hasta ahora es que esos tentáculos se comportan
disciplinadamente, como un relojito, siguiendo las órdenes e instrucciones de su
líder, quien además conoce el entorno como la palma de su mano, se mimetiza con
mucha suficiencia, y además tiene tentáculos en otras bancadas que solo
utilizará en los momentos cruciales. La votación de hoy, para empezar a tomarle
el pelo al debate en su contra, es un ejemplo de ello.
Habrá mucha bulla a su alrededor, levantarán la
voz en su contra, lo ofenderán, pero se mimetizará con la ayuda de sus
tentáculos, levantando arena cuando sea necesario, permaneciendo alerta para
atacar y huir en medio de una cortina de tinta, solo cuando sea necesario.
Inmanejable será este monstruo para verdes,
alianza, polo, independientes, no corruptos, pues son solo peces pequeños –minorías-
en el estanque, y lo máximo que harán será molestarlo un poco. Él se está
preparando para enfrentar un enemigo de su mismo tamaño: otro monstruo –corrupto
también- que le arrebató lo que tanto quiere: el poder.
Ojalá que podamos ver toda esta novela, a
través de la televisión pública, de los medios, de los trinos de varios
senadores no corruptos, y que en estos momentos se están constituyendo en el despertador
para todos esos colombianos que permitimos que estos engendros nos gobiernen,
se apropien de nuestras tierras y regalen nuestras riquezas.
Para terminar este primer escrito, quiero
disculparme públicamente con los pulpos por tan odiosa comparación.
Afortunadamente y a diferencia de aquel, el pulpo no representa una amenaza
para el hombre, es dócil, no es depredador, e inclusive llega a ser amigable
con las personas. Generalmente termina su vida con un acto de amor inconcebible
en Uribe: muere de hambre para que sus hijos sobrevivan.
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