Zapatero a tus zapatos.
¿Y cómo mejoramos la calidad de nuestra educación?
ALVARO SIERRA DEVIA
@alsidero
Abril del 2016
Colombia hoy en día, en el campo
de la educación, cuenta con suficientes Facultades Universitarias e
investigadores expertos, que tienen la madurez para asumir la responsabilidad
de diseñar, implantar y controlar un sistema educativo pertinente, efectivo y
eficiente. Esta es la única solución que vislumbro para esta encrucijada en la
que se encuentra el país. Para llegar a ella hay dos alternativas: que los
dueños del poder cedan esa responsabilidad o la ciudadanía se las despoje a través de los mecanismos de
participación que la Constitución provee.
El problema central –fundamental-
de la educación en Colombia nunca ha sido su cantidad, cobertura o recursos; el
problema siempre ha sido su calidad. Y la calidad está en manos de los que saben, no de los
políticos. Esto no es un secreto, aquí no estoy diciendo nada novedoso, pues
muchos la han dicho antes.
En 1994, una Comisión de Sabios
le dio muy buenas recomendaciones al Gobierno de turno, y hasta hoy, los
políticos hicieron caso omiso. Colombia sería un país distinto veintidós años
después. La experiencia de los países
desarrollados lo demuestra; atendiendo las recomendaciones de la UNESCO
(Informe: La educación encierra un tesoro) -hace mucho más de veinte
años-, fortalecieron en sus nuevas
generaciones el desarrollo de las competencias del ser-estar-hacer-saber, casi
en ese orden, logrando personas más humanas, integras, con capacidad de
autonomía.
Todo lo contrario de lo que
sucede en Colombia: personas que no son autónomas ni emprendedoras, con una
escala de valores que no contempla el respeto por la vida, por los demás y por
su entorno; con un apego estúpido hacia lo material y una ignorancia atrevida
hacia lo espiritual.
Los índices de calidad de nuestro
sistema educativo se deben buscar en el número de personas hacinadas en las
cárceles, los índices de violencia generada por nuestros diferentes grupos
sociales, los niveles de corrupción de nuestros gobernantes en todos los
niveles y ramas del poder, el crecimiento inusitado de feligreses de dudosas
iglesias con más sentido económico que espiritual, en fin, etc., la lista es demasiado larga.
Cómo lo mencioné anteriormente, solo
hay una solución -que los expertos asuman el control- y dos alternativas para
llegar a ella. La primera es casi imposible, pues no creo que los políticos
estén dispuestos a cederlo; ellos son testaferros de los dueños del poder de
este país y es a ellos a quienes convienen los resultados de nuestro perverso
actual sistema educativo. La segunda alternativa es que la ciudadanía actúe a
través de los mecanismos de participación de los cuales dispone -de acuerdo con
nuestra Constitución-, y para ello tienen que prepararse. Entramos entonces en
un círculo vicioso, pues nuestro sistema educativo actual nunca lo hará.
El llamado entonces es para aquellos
que tienen que asumir el control (Facultades de educación, Expertos investigadores, Académicos, Docentes),
para que unan fuerzas, se ordenen, se constituyan en agentes de cambio y
utilicen todos los medios a su alcance, especialmente las redes sociales, para
preparar a la ciudadanía y alcanzar rápidamente esa masa crítica que se
requiere para salir del circulo vicioso y lograr que la segunda alternativa sea
una realidad, lo más pronto posible.
Háganlo por favor, Colombia se dirige hacia un abismo.....